sexta-feira, 12 de outubro de 2007
Rafael Jesus González:Dia de La Raza(12/10)
Día de la Raza
El 12 de octubre es fiesta conocida en varias regiones y épocas por muchos nombres: Día de Colón, Día del descubrimiento, Día de la hispanidad, Día de las Américas, Día de la raza, Día de los pueblos indígenas.
En México en 1928 a la insistencia del filósofo José Vasconcelos, entonces Ministro de Educación, se le nombró Día de la Raza, denominación de la Unión Ibero-Americana en 1913 para declarar una nueva identidad formada del encuentro de los Españoles y los indígenas de las Américas. En 1902 el poeta mexicano Amado Nervo había escrito un poema en honor de Benito Juárez (indio zapoteca) que recitó en la Cámara de Diputados, titulado Raza de Bronce alabando a la raza indígena, título que más tarde en 1919 el autor boliviano Alcides Arquedas daría a su libro. El bronce (metal noble fundido de varios metales) llegó a ser metáfora del mestizaje. Según el pensar de Vasconcelos una Raza Cósmica, la raza del porvenir, es la raza noble que se forma en las Américas a partir del 12 de octubre de 1492, la raza del mestizaje, un amalgama de las razas indígenas de las Américas, de los Europeos, los Africanos, los Asiáticos, las razas mundiales - en una palabra, la raza humana compuesta de una mezcla de todas las razas que Vasconcelos denominó la Raza Cósmica.
Pero no se puede ignorar que esta raza ideal se forma a gran costo de la raza indígena Americana (y de la raza africana traídos aquí como esclavos). Desde 2002, en Venezuela se le llama a la fiesta Día de la Resistencia Indígena.
Sea como sea, por cualquier nombre que le demos, de cualquier modo que la cortemos, es la misma torta - la fecha conmemora la llegada de los Europeos a América (que para ellos era un "nuevo mundo"), no una visita sino una invasión, un genocidio, subyugación de las gentes de ese "nuevo mundo" que hoy conocemos por el nombre de un cartógrafo Europeo que jamás pisó el suelo sagrado de los continentes que llevan su nombre. Lo que marca la fecha es una continua colonización, explotación, abuso, ultraje de los pueblos indígenas de las Américas que jamás ha menguado, que ha persistido estos quinientos quince años.
Bien se le pudiera nombrar Día de la Globalización. A partir de ese día se comprueba concreta y definitivamente que la Tierra verdaderamente es redonda, una esfera, una bola, un globo. Y desde esa fecha se les trata imponer forzosamente a las gentes indígenas del "nuevo mundo" una cosmología, actitud bastante extraña (a mi modo de ver, equivocada) hacia a la vida, hacia a la Tierra, hacia a la economía, hacia a lo sagrado, hacia al ser humano mismo - una sola verdad estrecha e intolerante, un desdén rapaz hacia la Tierra vista solamente como un recurso para explotarse, un concepto del progreso difícil de distinguir de la codicia y el hambre del poder.
La causa de los indígenas clama por justicia: se les sigue robando sus tierras y terrenos, se los destruyen por sus valiosas maderas y minerales; sus creaciones agrícolas, tal como el maíz y la papa, que han salvado del hambre a gran parte del mundo, se modifican al nivel molecular y se controlan por corporaciones rapaces; sus medicinas tradicionales se patentan por esas mismas corporaciones; el agua sagrada misma se privatiza y se les roba; aun no se les respeta el derecho a sus creencias y culturas. Aun poniendo al lado la justicia, todos deberíamos aliarnos a las gentes indígenas de las Américas (y del mundo entero) en su resistencia contra tal abuso porque lo que los amenaza a ellas nos amenaza a todos en el mundo entero - y a la Tierra misma. Tienen muchísimo que enseñarnos acerca de una relación sana del hombre con la Tierra.
En una Tierra, mucho más chica y frágil de lo que imaginábamos, nos encontramos en plena globalización y pugna contra la imposición de un capitalismo desenfrenado y del fascismo, su lógica extensión, que lo acompaña. Sigue la resistencia indígena que jamás ha cesado durante estos cinco siglos y algo a pesar de una represión brutal y ahora todos nosotros de la raza cósmica de mera necesidad debemos aliarnos a su lucha, pues esa lucha es nuestra de todos si hemos de sobrevivir en la Tierra, bendita madre de nuestra estirpe, la estirpe de la raza humana - y de toda nuestra parentela los otros animales, las plantas, los minerales. En la Tierra redonda y sin costura son ficticias las fronteras y lo que amenaza a unos nos amenaza a todos. Pensar al contrario no es solamente inmoral sino locura.
© Rafael Jesús González 2007
Berkeley, California, 12 de octubre 2007
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Rafael Jesús González
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Berkeley, CA 94705
U. S. A.
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Rafael Jesús González G.
nació en el ambiente bicultural/bilingüe de El Paso, Tejas/Juárez, Chihuahua y asistió a la Universidad de Tejas El Paso, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Oregon. Profesor de escritura creativa y literatura, ha enseñado en la Universidad de Oregon, el Colegio Estatal Occidental de Colorado, la Universidad Estatal Central de Washington, la Universidad de Tejas El Paso, y el Colegio Laney, Oakland donde fundó el departamento de Estudios Mexicanos y Latino-Americanos.
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